Rouge rouge rouge

"Y nunca he tenido el corazón tan rojo"

Tres deseos

Es intentar prender un fósforo y que su frágil cuerpo se quiebre al primer contacto con su alter ego.
Agarrar otro, que se prenda y nos ilumine la sonrisa... y en un recorrido agónico decida acallar su llama justo antes de arribar al objetivo. La perplejidad es la respuesta, y una mirada inútil congelada en el espacio donde supo estar la llama y ahora solo resta su ceniza.
Es agradecer que todavía quedan dos fósforos en la caja, justo antes de abrirla para comprobar que ya están usados.
Es mirar la velita de papilo intacto y sentirse ahorcar por la impotencia. No abandonar la lucha, pero no tener herramientas para seguir.
Es estar en la oscuridad con las ansias del comienzo que no llega hasta que se ilumine con tenue luz la gran sala.
Hay que prender la vela para desear, y eso lo sabés. Pero no hay con que. Y a veces desespera.
Es la mesada solitaria que se corona con la caja bermellón, vacía, y sus tres patitos que sonríen irreverentes.
Hay chispazos de posibilidad. Ilusiona en alguna oportunidad ver el hilo encerado entrando en combustión. Pero eso no dura, fue una vez sola y con algo que nunca más dio calor.
Así es.
Oscuro, solo, agotador.
Es la soltería. Un lucha por prender el fuego.

Hasta que alguien prende la luz de la cocina, encuentra en tu cartera un encendedor que vos no sabías que tenías, y te prende las ochenta y siete velitas de tu torta, con paciencia y sonrisa.
Y ya ni deseos tenés que pedir.
Parabéns pra você.

Oh l'amour

Es increíble como todo lo demás te empieza a importar prácticamente nada cuando te enamorás.