Tengo muchas cosas para decir. Para gritar.
Todo es tan frágil siento.
Nada tiene razón de ser, no existe el destino.
Sin guía, por un huerto de espinas te mandan a andar.
Y la muerte, disfrazando el fin. O será al revés.
No lo sé, ya nada sé.
Lo que hoy es, mañana ya da náuseas, y pasado se olvida.
Naditas amontonadas, muertas de frío y sed y miedo.
Naditas que se consuelan con una mirada.
Y ese es el problema: se consuelan con la mirada.
¿Acaso existe algo más efímero en este mundo?
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