domingo, 17 de marzo de 2013

Cría cuervos...

El papa es argentino.
Epa, no se la esperaban.
Y si, tiene sombras oscuras volando sobre su cabeza, pero ¿por qué nos sorprendemos?
La iglesia argentina apoyó abiertamente la dictadura, entregó a sus propios curas, silenció a su propio pueblo.
La "Santa Sede", electora del nuevo papa, tiene una larga y abultada (mmmm...) historia de intolerancias raciales, ideológicas y religiosas que casi siempre resuelve con negación (y posterior eliminación) de lo distinto.
Entonces, ¿es un orgullo que un compatriota, cardenal de esa iglesia argentina, se convierta en autoridad de esa iglesia mundial?
Yo creo que no. Y sin embargo, al ver la bandera argentina al lado de una sonrisa, la emoción es la primer respuesta: estúpida y sensual patria.

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