Hoy, mientras estaba parada sola, casi distraída, en medio de la cocina, se me llenó el cuerpo de vacío.
Fue como un escalofrío, una sensación intensa y fugaz que me desbordó el espíritu y me recorrió la parte media de la espalda.
Y así fue como me di cuenta de que, ya sea por pereza, por soledad, por convención, por frialdad, o simplemente por costumbre, hace realmente mucho tiempo que nadie me da un abrazo.
¿Tendré que llamar a los Telechubies?
A esos mejor no darle la espalda...
1 comentario:
..y si te digo que esta entrada me gusto, me pareció poética y me llegó a la cabeza, me dejas darte un abrazo..??
bueno aunque no me dejes, igual me gustó mucho...
PD.: Anónimo porque no tengo blog para identificarme...
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