lunes, 12 de julio de 2010

Realidad, triste realidad

Hoy, mientras estaba parada sola, casi distraída, en medio de la cocina, se me llenó el cuerpo de vacío.
Fue como un escalofrío, una sensación intensa y fugaz que me desbordó el espíritu y me recorrió la parte media de la espalda.
Y así fue como me di cuenta de que, ya sea por pereza, por soledad, por convención, por frialdad, o simplemente por costumbre, hace realmente mucho tiempo que nadie me da un abrazo.

¿Tendré que llamar a los Telechubies?
A esos mejor no darle la espalda...

1 comentario:

Anónimo dijo...

..y si te digo que esta entrada me gusto, me pareció poética y me llegó a la cabeza, me dejas darte un abrazo..??
bueno aunque no me dejes, igual me gustó mucho...
PD.: Anónimo porque no tengo blog para identificarme...