domingo, 7 de febrero de 2010

農曆新年

Lo mejor del año nuevo chino fue el buquet de flores de los emperadores que saludaban con reverencias al dragón muy multicolor.
Aunque también podrían ser lo bailes despojados de cualquier chispa de sensulidad a cargo de señoras (y un señor) con remeras de smiley face. Fluors.
O los sombreros de palitos. O los palitos con mucho mucho mucho mucho condimento (palabras textuales de la amable vendedora). O el sol que se abrió paso entre las nubes para iluminar el festejo.
Fue mágico; bizarro, sí... pero mágico de algún extraño modo.

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