¿Vale la pena fruncir el ceño, romperse una uña, acalorarse, quedar con los dedos marcados y con dolor en las muñecas sólo por abrir un frasco de aceitunas?
Sí vale, porque sino el antojo te come las pocas aceitunas que te quedan en el frasco.
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1 comentario:
ES VERDÁ!!!
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