lunes, 9 de noviembre de 2009

Angustia oral

La película que vimos ayer me angustió tanto que me fue inevitable bajonearme uno a uno todos los pochoclos dulces que componían la bolsa tamaño mediano. Con mucho ruido, por lo que hago públicas mis disculpas. Era eso o llorar a los gritos, cara hinchada, palabras incomprensibles. Creo que fue lo mejor para todos.
Cuando aparecieron los créditos, las luces de la sala me sorprendieron en posición fetal, rodillas al pecho, en el asiento del cine; "quiero volver al útero de mi madre, en el mundo hay mucho sufrimiento", fue lo primero que le dije a LaMor, luego de semejante trance. Ellas se rieron... Creo que no entendieron la gravedad del caso. Dejo asentado por escrito que nunca más me dejen elegir a mi la película de los domingos (agregaría que tampoco a la pendeja porque tiene un historial espeluznante).

Igual a Birabent me lo quiero comer crudo señores!

2 comentarios:

Kevin Johansen dijo...

Me pongo celosa vecina, para mi no hay nada?

Feroz dijo...

Hay amor para todos. Un día arreglamos y tomamos un café en Boulezbar los tres.
Y depués yo me voy con Antonio...
juajuajau