martes, 3 de noviembre de 2009

No hay nada mejor que casa

Cuando éramos chicos y dibujábamos una casa, hacíamos algo parecido a esto. Si pensamos en cómo es una casa, la mayoría de nosotros seguramente diría que tiene unas paredes hechas de un material sólido, un techo hecho de tejas, unas ventanas amplias con vidrios (los más coquetos agregarán cortinas a la descripción, tal vez), una puerta que delimite un espacio interior, y hasta una chimenea para estar calentitos en invierno. Todo muy lindo, con pastito alrededor, un caminito y un sol que brilla.
Existe gente que vive en lugares a los que ellos llaman "casa", pero no se parecen un nada a la imagen precedente. Es muy difícil sentirse "en casa" cuando no tenés piso y vivís en el barro, cuando en lugar de tener un techo sobre tu cabeza tenés una chapa que hace que llueva arriba tuyo, cuando no te podés bañar porque no existe el baño, cuando no podés comer caliente porque no tenés cocina, cuando siete personas deben vivir en un espacio menor al que ocuparían acostadas (si se pudiesen acostar), cuando las paredes están electrificadas y son una trampa mortal por la deficiente instalación eléctrica, cuando, cuando, cuando...
Hagamos por un segundo el ejercicio de imaginarnos cómo serían nuestras vidas en un lugar así. Parece la peor de las pesadillas, pero lamentablemente hay gente (¡y mucha!) que vive en estas condiciones todos los días. Uno se pregunta ¿Por qué ellos tienen que vivir así? ¿Qué los diferencia de mí, de vos, de lo demás? Nada. Sólo tuvieron la mala suerte de nacer en un mundo injusto.
La buena noticia es que se puede hacer algo. Este fin de semana construimos una casa, y una familia ya no vive tan precariamente. Una familia afuera del barro, a salvo de las paredes electrificadas y de las goteras. Una familia. Esta semana 130 familias ya viven en sus 130 nuevas casas . Quedan muchísimas, pero algo se puede hacer, y eso es muy bueno.

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